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India: mayor democracia del mundo va a las urnas

En un país donde los hombres ordenan desde hace mucho tiempo a sus esposas por quién votar, Sheila Kumar sostiene que no tiene la menor intención de dejar que su marido le indique su voto en las próximas elecciones nacionales.

"Nunca más", dijo Kumar mientras esperaba para recoger un balde de agua potable del grifo comunal en un barrio pobre en el sur de Delhi.

Ella suena de pies a cabeza como una mujer india moderna, un reflejo de un país que exhibe muchas de las señales más obvias de modernidad: ostentosos centros comerciales, multimillonarios que adoran la última tecnología y un creciente foco sobre los derechos de las mujeres.

Pero no es tan sencillo. Porque incluso si ella no va a permitir que su marido escoja su candidato, hay otras personas que atribuyen ese poder.

"Los ancianos de la casta decidirán por quién debemos votar", dijo Kumar, de 43 años, miembro de la pequeña casta Kurmi, de nivel medio. "Vamos a votar por alguien de nuestra propia casta. ¿Por qué habríamos de apoyar a otro?"

Cuando la mayor democracia del mundo se acerque a las urnas a partir del martes, las desconcertantes contradicciones de la India estarán a la vista, con tradiciones milenarias de lealtad de castas, patriarcado y nepotismo que a menudo chocan con los valores del mundo moderno.

A pesar de todas sus imperfecciones, la democracia india avanza a trompicones. Las elecciones aquí son generalmente consideradas libres y justas, y hasta los poderosos suelen caer derrotados a manos de los votantes.

Una constitución fuerte, forjada por líderes políticos que eran veteranos de la lucha por la independencia del dominio colonial británico, sentó las bases para el proceso democrático. La Comisión Electoral políticamente independiente, facultada por la Constitución, tiene la última palabra sobre las disputas políticas.

"Los políticos saben que son responsables ante su electorado. Si el pueblo los ha votado para un cargo público, los puede sacar con la misma facilidad en las próximas elecciones", dijo Ajoy Bose, un comentarista político en Nueva Delhi.

Aun así, los desafíos abundan. Los patrones de votación están muy influenciados por la casta, la compleja estructura social que moviliza a comunidades enteras. Aunque la constitución y las leyes de la India prohíben la discriminación por motivos de casta, la división social sigue dominando la política electoral. Los otrora "intocables", o dalits, son un poderoso banco de votos y los partidos políticos hacen todo tipo de promesas para atraerlos.

Los votos de las mujeres son a menudo dictados por los hombres en el hogar, a pesar de que eso parece estar cambiando de algún modo con la creciente alfabetización y a medida que más mujeres consiguen trabajo. Pero los ancianos de la familia y de la comunidad siguen teniendo una enorme influencia. La corrupción, un flagelo de larga data en la India, es imposible de ignorar. Y muchos indios dicen que la falta de elecciones primarias impide que los votantes consigan jubilar a la vieja guardia.

Además de la casta y las desigualdades sociales, la falta de desarrollo en gran parte de la India también plantea desafíos.

En varias regiones del vasto interior del subcontinente indio, los rebeldes inspirados por el líder revolucionario chino Mao Zedong han llamado a boicotear las elecciones. Las guerrillas armadas siempre amenazan con perturbar los comicios nacionales, y este año no es la excepción.

El enorme tamaño del electorado es en sí mismo un desafío singular.

La Comisión Electoral ha contado 815 millones de potenciales votantes. El aumento en el número de votantes desde los comicios de 2009 equivale a más de 100 millones.

Muchos estados de la India son tan grandes que las elecciones deben llevarse a cabo en varias fases para permitir que las fuerzas de seguridad se trasladen. En dos estados, los comicios se realizarán en seis fechas de votación dado su tamaño y antecedentes de violencia.

Uno de esos estados es Uttar Pradesh, el más grande de la India. Su población de 200 millones de habitantes se acerca a la de Brasil, y si fuera un país independiente sería el sexto más poblado del mundo.

FUENTE: AP

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